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jueves, 17 de febrero de 2011

Igor Lediakhov


Jueves, estrenamos sección, hoy toca “míticos del fútbol”, donde trataremos la historia de futbolistas que hayan desarrollado su carrera en los últimos 20-25 años, comenzamos con un clásico de los 90, un ruso que pasó la mayor parte de su carrera futbolística en España, Igor Lediakhov.

Igor Lediakhov (Sochi –Rusia–,1969), actuaba como mediapunta, tenía una gran técnica y solía aparecer y desaparecer una y mil veces durante los partidos, era por ello, que algunos lo acusaban de vago. 

Se presentó en Gijón en 1994, era, en ese momento un futbolista completamente desconocido en el fútbol español. 

Llegó procedente del Spartak de Moscú. Allí había militado durante tres temporadas, hasta que en 1994, tras participar junto a su selección en el mundial de Estados Unidos, aterrizó en tierras asturianas. El conjunto gijonés se lanzó a por él y alcanzó un acuerdo con su club de origen a cambio de 200 millones de pesetas tras no fructificar las negociaciones con Viktor Onopko, que acabaría jugando en el Real Oviedo, gran rival del Sporting. Cabe destacar que meses antes de cerrar la operación, su nombre sonó con fuerza como posible refuerzo del Racing de Santander, pero finalmente el conjunto cántabro no llegó a ejercer una opción preferencial que tenía sobre sus derechos. 


Desde su llegada, y durante ocho años temporadas, Lediakhov tuvo la oportunidad de vivir en primera persona las gracias y desgracias de un club que se desintegraba por momentos. Siempre polémico, admirado y discutido, el centrocampista ruso dejó gran pegada en la afición sportinguista de la época. Sus número con los asturianos fueron de 209 partidos de liga con la camiseta rojiblanca a sus espaldas, marcando 41 goles y un recuerdo imborrable: goles geniales, pases imposibles, partidos ganados por él solo, partidos en los que anunciaban su nombre por la megafonía y al acabar nadie se acordaba de haberlo visto en el campo…

Pero si, por desgracia, por algo llenó páginas y más páginas de periódicos nuestro protagonista de hoy, fue por sus continuas polémicas. Al margen de los seis partidos de sanción que le cayeron por empujar repetidamente a un árbitro en el año 2000, y de otras expulsiones sonadas, Lediakhov se caracterizó siempre por un fuerte carácter que en ocasiones sacó de quicio a los responsables del club. Sabían que era uno de los pesos pesados del vestuario, que la afición le tenía como un referente y que cualquier declaración negativa suya podía volvérseles muy en contra. Indescriptible fue, por ejemplo, la decisión de enviarle cedido en el mercado invernal de la temporada 97-98 a la todopoderosa liga japonesa con todos los gastos pagados, para ver si así cambiaba la dinámica del equipo y se conseguía una salvación imposible. Un año después, con el equipo ya en Segunda División y tonteando peligrosamente con los puestos de descenso, en Mareo tuvieron que coger el teléfono y pedirle que regresara de su retiro dorado para evitar una desgracia mayor. Y Lediakhov lo hizo.

Después de aquel episodio llegaron ascensos frustrados, crisis económicas, y más goles geniales, y más pases imposibles, y más partidos en los que anunciaban su nombre por la megafonía y al acabar nadie se acordaba de haberlo visto en el campo, hasta que en agosto de 2002, saltó gran polémica. Fue la última, y la más fuerte. Desde la directiva de Mareo decidieron apartarle de la plantilla con vistas a la nueva temporada alegando “que era lo mejor para el equipo”, y no le tramitaron la ficha. Lediakhov pasó entonces der ser considerado por muchos como el mejor jugador de la Segunda División a entrenar solo, y demandó al Sporting. La situación se resolvió en diciembre, cuando el juez decretó la ruptura entre ambas partes y obligó al club a indemnizar al jugador con 420.000 euros. Hubo momentos realmente tensos, y el cruce de declaraciones no dejaba títere con cabeza. En aquella época se llegó incluso a publicar que el jugador se había ofrecido al Real Oviedo a través de su amigo Viktor Onopko, pero que el presidente Manuel Lafuente declinó realizarle cualquier oferta.

Desvinculado del Sporting, Lediakhov buscó acomodo cerca de Gijón para proseguir su carrera deportiva, estuvo a punto de hacerlo en el Langreo, que por entonces militaba en Segunda B. El último día antes del cierre del mercado invernal, tras alcanzar un acuerdo con el conjunto asturiano, Lediakhov se presentó junto al vicepresidente del club en las oficinas de la Federación Asturiana de Fútbol para cumplimentar su ficha federativa. Al llegar allí, la persona que le atendió le comentó que necesitaba unas fotos de carnet para poder realizar el trámite. Igor bajó a la calle en busca de un fotomatón y fue cuando recibió la llamada del Éibar, aún en Segunda División. La oferta era más interesante, por lo que el ruso aceptó y se pasó sus últimos meses como profesional en tierras vascas. Al llegar el verano, y con 35 años, decidió colgar las botas.

Lediakhov se desvinculó entonces temporalmente del mundo del fútbol para centrarse en sus negocios inmobiliarios, y vivió durante unos años en Barcelona, hasta que en 2007 regresó al balompié como director técnico del FC Rostov, equipo ruso en el que había dado sus primeros pasos como profesional. Un año después, su amigo Valery Karpin le ofreció entrenar al filial del Spartak, adonde acababa de llegar para ocupar el puesto de director general, e Igor aceptó. Su experiencia con los jóvenes duró poco, ya que tras unos meses en el cargo, el entrenador del primer equipo fue destituido y él mismo fue el encargado de sustituirle de forma interina. 

Desquiciante por momentos, mágico a menudo, espectacular cuando le daba la gana y, sobre todo, genial como pocos, Lediakhov no dejó indiferente a nadie.

En la actualidad es el entrenador del Shinnik Yaroslavl de la primera división rusa.

3 comentarios:

  1. Como ya te he dicho antes me encanta tu manera de contar las historias. Enhorabuena

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  2. Gracias Estrella, me alegra un montón escuchar eso, de verdad.

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